Para muchas personas la contabilidad no es vista más que como una obligación legal, algo que hay que hacer porque no hay más alternativa, ignorando lo importante y lo provechoso que puede llegar a ser.
La contabilidad no sólo posibilita conocer el pasado y el presente de una compañía, sino el porvenir, lo que vendría a ser lo más atractivo.
La contabilidad permite tener un conocimiento y control total de la organización, además de tomar decisiones con exactitud. Facilita conocer con anticipación lo que puede suceder, debido a que todo está plasmado en la contabilidad.
Para el pequeño empresario, la contabilidad es un gasto que tratan de eludir por todas las vías. Hasta hay quienes pretenden llevarla ellos mismos. Pero ignoran el instrumento que les posibilitará administrar adecuadamente su dinero, sus inventarios, sus importes por percibir y por abonar, sus débitos, sus valores y gastos y hasta sus ingresos.
Por eso, hacer un curso de contabilidad permite poseer el conocimiento acabado de la compañía, y de cómo funciona, posibilita al empresario tomar mejores determinaciones, anticiparse a momentos complicados, o poder prever grandes posibilidades que de otra forma no puede vislumbrar, y por lo tanto no podrá aprovechar.
La formación en contabilidad, es indudablemente el mejor instrumento que se puede poseer para conocer a fondo su empresa; no darle importancia es simplemente desaprovechar las oportunidades de progreso o hasta la probabilidad de detectar fallas que luego resulta muy tarde descubrirlas.